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domingo, 2 de febrero de 2020

PSICOANÁLISIS EN BARILOCHE PILAR IGLESIAS psicoanalista


SOBRE LA ENSEÑANZA DEL PSICOANÁLISIS EN LA UNIVERSIDAD (*)
1918 [1919]
Sigmund Freud
(Obras completas)
LA cuestión de si conviene o no enseñar el psicoanálisis en la Universidad puede
ser abordada desde dos puntos de vista: el del análisis mismo y el de la Universidad.
1) Es indudable que la incorporación del psicoanálisis a la enseñanza universitaria
significaría una satisfacción moral para todo psicoanalista, pero no es menos evidente
que éste puede, por su parte, prescindir de la Universidad sin menoscabo alguno para su
formación. En efecto, la orientación teórica que le es imprescindible la obtiene mediante
el estudio de la bibliografía respectiva y, más concretamente, en las sesiones científicas
de las asociaciones psicoanalíticas, así como por el contacto personal con los miembros
más antiguos y experimentados de las mismas. En cuanto a su experiencia práctica,
aparte de adquirirla a través de su propio análisis, podrá lograrla mediante tratamientos
efectuados bajo el control y la guía de los psicoanalistas más reconocidos.
Dichas asociaciones deben su existencia precisamente a la exclusión de que el
psicoanálisis ha sido objeto por la Universidad. Es evidente, pues, que seguirán
cumpliendo una función útil mientras se mantenga dicha exclusión.
2) En lo que a la Universidad se refiere, la cuestión se reduce a verificar si en
principio está dispuesta a reconocer al psicoanálisis alguna importancia en la formación
del médico y del hombre de ciencia. De ser así, tendrá que resolver la manera de
incluirlo en el conjunto de su enseñanza.
La importancia del psicoanálisis para la formación médica y universitaria se basa
en lo siguiente:
a) Con justa razón en los últimos decenios se ha criticado la formación del médico
por orientar unilateralmente al estudiante hacia la anatomía, la física y la química,
dejando de señalarle, en cambio, la importancia que poseen los factores psíquicos en las
manifestaciones vitales, en la enfermedad y en el tratamiento. Tal laguna de la
formación médica se hace sentir más tarde como un flagrante defecto en la actuación
profesional, que no sólo se expresa en la falta de todo interés por aquellos problemas que
son precisamente los más interesantes en la existencia del ser humano, sea sano o
enfermo, sino que también entorpece la acción terapéutica del médico, al punto de que el
enfermo se mostrará más susceptible a la influencia de cualquier curandero o charlatán.
Tan sensible defecto de la enseñanza indujo hace ya bastante tiempo a incorporar
cátedras de psicología médica en los planes de la misma, pero mientras los cursos
dictados se basaron en la psicología escolástica o en la experimental -dedicada a un
enfoque sólo fragmentario-, no podían satisfacer las necesidades planteadas por la
formación del estudiante ni podían librarle acceso a los problemas de la vida y de su
profesión. Por tales razones dichas formas de psicología médica no lograron mantener su
plaza en los planes de enseñanza.
La creación de una cátedra de psicoanálisis, en cambio, bien podría responder a
estas demandas. Antes de exponer el psicoanálisis mismo sería necesario un curso de
introducción dedicado a tratar las relaciones entre la vida psíquica y la somática,
fundamento de cualquier tratamiento psíquico, a enseñar todas las formas de la terapia
sugestiva, demostrando que, en última instancia, el psicoanálisis constituye el término
final y culminante de toda psicoterapia. En efecto, comparado con todos los otros
sistemas, el psicoanálisis es el más apropiado para transmitir al estudiante un
conocimiento cabal de la psicología.
b) Otra de las funciones del psicoanálisis consiste en ofrecer una preparación para
el estudio de la psiquiatría. En su forma actual ésta tiene un carácter meramente
descriptivo, pues sólo muestra al estudiante una serie de cuadros clínicos y lo faculta
para distinguir entre ellos los que son incurables o los que revisten peligrosidad social.
Su única vinculación con las demás ramas del saber médico reside en la etiología
orgánica y en las comprobaciones anatomopatológicas, mientras que no facilita la menor
comprensión acerca de los hechos observados. Sólo la psicología profunda puede
suministrar tal comprensión.
En la medida de mis informaciones, en Estados Unidos ya se ha reconocido que el
psicoanálisis -primer ensayo de psicología profunda- aborda con éxito dicho sector aún
irresuelto de la psiquiatría. Por consiguiente, en muchas escuelas médicas de dicho país
díctanse cursos de psicoanálisis como introducción a la psiquiatría.
La enseñanza del psicoanálisis habría de desarrollarse en dos etapas: un curso
elemental, destinado a todos los estudiantes de medicina, y un ciclo de conferencias
especializadas, para médicos psiquiatras.
c) Al investigar los procesos psíquicos y las funciones mentales el psicoanálisis se
ajusta a un método particular, cuya aplicación en modo alguno está limitada al campo de
las funciones psíquicas patológicas, sino que también concierne a la resolución de
problemas artísticos, filosóficos o religiosos, suministrando en tal sentido múltiples
enfoques nuevos y revelaciones de importancia para la historia de la literatura, la
mitología, la historia de las culturas y la filosofía de las religiones. Por consiguiente,
dicho curso general habría de ser accesible asimismo a los estudiantes de estas ramas de
la ciencia. Es evidente que la estimulación de aquéllas por las ideas analíticas contribuirá
a crear, en el sentido de la universitas literarum, una unión más estrecha entre la ciencia
médica y las ramas del saber que corresponden al ámbito de la filosofía.
En síntesis, cabe afirmar que la Universidad únicamente puede beneficiarse con la
asimilación del psicoanálisis en sus planes de estudio. Naturalmente, su enseñanza sólo
podrá tener carácter dogmático-crítico por medio de clases teóricas, pues nunca, o sólo
en casos muy especiales, ofrecerá la oportunidad de realizar experimentos o
demostraciones prácticas. A los fines de la investigación que deba llevar a cabo el
docente de psicoanálisis bastará con disponer de un consultorio externo que provea el
material necesario en la forma de los enfermos denominados «nerviosos», mientras que
para cumplir la función asistencial de la psiquiatría deberá contarse además con un
servicio de internamiento.
Cabe atender la objeción de que con la enseñanza aquí esbozada el estudiante de
medicina nunca podrá aprender cabalmente el psicoanálisis. Efectivamente es así, si
encaramos el ejercicio práctico del análisis, pero para el caso bastará con que aprenda
algo del psicoanálisis y lo asimile. Por otra parte, la enseñanza universitaria tampoco
hace del estudiante de medicina un cirujano diestro y capaz de afrontar cualquier
intervención. Ninguno de los que por vocación llegan a la cirugía podrá eludir su
formación ulterior trabajando durante varios años en un instituto de la especialidad.

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